La dimensión olvidada

 In Columnas

Chile está viviendo una crisis de múltiples dimensiones. Quienes queremos y creemos en este país y su gente, estamos esperanzados de que, en base al diálogo, la generosidad y una mirada de largo plazo, la situación actual de descontento puede transformarse en una oportunidad. El Gobierno ha hecho ajustes que ojalá se materialicen en una agenda colectiva que permita transitar a reformas que son necesarias y convenientes. Para ello serán muy importantes la voluntad de la oposición y combinar adecuadamente el sentido de urgencia con el largo plazo.

Hay una dimensión, sin embargo, que creo que no se está abordando con claridad, o al menos, no de forma pública, que tiene que ver con la inteligencia policial, la seguridad y el orden público. Parece meridianamente claro que los atentados que sufrió el 18 de octubre pasado el Metro fueron actos de corte terrorista, ejecutados por grupos organizados. Con posterioridad, hemos sido testigos de saqueos, incendios, destrucción de bienes públicos (estatuas, plazas, calles, semáforos, etc.), que están generando un verdadero terremoto en la calidad de vida y el comercio de importantes barrios de la Región Metropolitana, de Valparaíso y de Concepción. Son actos que se van normalizando, que se asumen como el costo de un movimiento o que incluso por parte de la sociedad se justifican.

Las críticas al desempeño del Ejército en los días de Estado de Emergencia y a Carabineros en los últimos días por eventuales violaciones a los derechos humanos copan la agenda. No quiero ser mal interpretada: si han ocurrido abusos o crímenes de parte de agentes del Estado (como parece ser el caso), estos deben ser severamente perseguidos y castigados con el máximo rigor. Pero querer comparar lo ocurrido en la materia con la situación ocurrida en tiempos de la dictadura me parece un despropósito sin límites.

Creo que como país debiéramos estar muy preocupados por contar con instituciones eficaces para asegurar la paz social. Es fundamental saber quiénes fueron los responsables de los atentados al Metro y evaluar si como país estamos preparados para enfrentar otras amenazas de similar naturaleza. Nos debiera interesar si detrás de los saqueos, además de delincuencia común, hay bandas organizadas. Si el narcotráfico tiene algo que ver en todo esto o no.

La comunidad ha sido muy clara en manifestar su inconformidad en la manera en que el Estado está abordando una serie de problemáticas asociadas al costo y calidad de la vida. Dentro de estas creo que no puede estar ausente el orden público, ya que este es vital para garantizar la seguridad y la paz de la comunidad, que es una de las primeras demandas de los chilenos en cualquier encuesta. El orden público es un consenso mínimo que todos debiéramos compartir y abordar de manera cohesionada y decidida.

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