El futuro de los medios en Chile

 In Columnas

El cierre de la revista Paula y el paso de Qué Pasa a formato digital levantan preguntas sobre el verdadero estado de los medios en Chile, su futuro y el impacto de internet en los modelos de negocios. No se estila en Chile que las páginas de un grupo periodístico se ocupen para opinar sobre la competencia, pero creo que es importante detenerse un poco en comprender qué hay detrás de lo que estamos viendo. El proceso no se circunscribe sólo a la prensa escrita. Hemos visto cómo algunos canales de TV han tenido que ajustarse a los desafíos de las nuevas tecnologías y, con ello, reducir al máximo sus costos. Hay un denominador común: la TV dejó de ser la única generadora de contenidos y la competencia viene desde los lugares más insospechados.

Pero en el mundo escrito, el principal desafío hoy es comercial. Uno de los argumentos para justificar el cierre de las revistas de Copesa es económico: producir contenido de esa calidad requiere muchos recursos y los mecanismos tradicionales de financiamiento (avisaje y subscripciones) ya no alcanzan. No sé si ésa es la razón o es la tendencia de mercado la que obliga a que esto ocurra.

Según un estudio del American Press Institute, en 2017, que estudia la situación de las subscripciones en EE. UU., los subscriptores de medios no sólo prefieren el formato impreso, sino que suelen ser más viejos que el promedio de la población. Asimismo, suelen llevar años asociados a dicho medio, desarrollando un alto grado de lealtad. Los subscriptores que prefieren el formato digital, en cambio, suelen ser más nuevos y tienden a cancelar sus subscripciones de forma más frecuente. Son menos leales, más nuevos y menos en cantidad.

Este grupo también puede ser enganchado de forma más eficiente. Los subscriptores digitales son más proclives a inscribirse a alertas por correo electrónico, definir su consumo por temas específicos y bajar las apps asociadas al medio. Los medios deben desarrollar herramientas que apunten directamente a este público y a más públicos segmentados por temas de interés. El uso de paywalls , por ejemplo, es una estrategia que tiene límites, sobre todo para medios masivos.

No todo son subscripciones. Otro experimento interesante es el de The Guardian. Abrieron un esquema de membresías (no subscripciones), que no tiene ningún beneficio directo asociado. Es decir, personas que se comprometen a pagar una suma de dinero mensual por el simple hecho de apoyar la labor del diario. De doce mil miembros en 2016, ya tienen 800 mil y se acercan a la autosustentabilidad financiera.

El panorama de medios está en crisis y no basta con lamentarse. Es importante pensar y discutir dónde está el futuro de la prensa en Chile. La ciudadanía debe seguir informándose y lo hará en plataformas distintas de las que hemos estado acostumbrados hasta ahora.

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